Hoy nos levantamos con un “levantamiento” de prohibición: Estados Unidos reabre hoy sus fronteras a los turistas europeos tras 18 meses de cierre por el Covid.
Y como no voy a ir, pues estoy pensando en qué usar ese dinerito que tengo ahorrado, y mira creo que está bien eso de poner un NFT (Token no fundible) en tu vida. Los NFT se utilizan para registrar la propiedad de un activo determinado (a menudo digital) y, por lo tanto, certificar que ese activo es único y no intercambiable. La propiedad se registra en una cadena de bloques que, en teoría, hace que las NFT sean bastante seguras.
Son famosas un par de ventas de NFT por el valor de la transacción: la del gif gatuno Nyan por unos 587.000 dólares; y la obra Everydays: the First 5000 Days del artista digital Beeple por casi 70 millones de dólares.
Además del debate del alto consumo energético, el valor relativo de los mismos (dependiendo del interés que tenga la gente en ellos), existe también un posible problema de seguridad, parece que hay desaparecido un par de NFTs con el mensaje “error 404, archivo no encontrado”.
Los mercados que comercializan con NFT, como OpenSea, Rarible, Foundation y otros, tampoco almacenan las imágenes en sí, solo muestran el archivo multimedia vinculado con el código en la cadena de bloques, pero ese archivo no está en sus servidores, están en algún otro lugar de Internet sobre el cual no tenemos ningún poder (por ejemplo, a un tweet, o a una web de memes).
Uhmm… a lo mejor si nos vamos de vacaciones!