El artículo de ayer en el blog de Un informático al lado del mal donde Chema Alonso explicaba su proceso de reflexión para su mapa metal de nuevas ideas del 2022 me estresó muchísimo, tiene como 20 nuevos proyectos para este año; y nada de mejorar la calidad de vida, relajarme o tener más tiempo para mi mismo. Casi me ha tirado en manos de Wordle, el scrable de moda, como intento de compensación.
Pero bueno, la vida sigue, y cada uno tiene su propio ritmo vital. Quizás esto tenga algo que ver con el artículo publicado en Xataka sobre la felicidad en forma de U, que estoy en la parte baja, pero lo que más me preocupa, es que la curva no empieza a subir hasta muy avanzados 50, hay una larga penuria de años ahí abajo. Somos felices durante la adolescencia y la juventud tardía, pero a medida que pasan los años nos volvemos cada vez más gruñones. En algún momento, a finales de nuestra década de los 40 o principios de nuestra década de los 50, tocamos fondo. Y una vez ahí todo tiende a mejorar. Lo último que se pierde es la esperanza. Lo dicho, ahora mismo me vuelvo al Worlde, uhyy, ya no puedo, solo es uno al día.