Hoy tengo un gran problema y un gran vacío, se ha acabado la19 edición de Operación Triunfo (OT) y tengo la noche de los lunes libre. Bueno, podría verla en diferido hasta el infinito o apuntarme a alguno de los podcast que han surgido a posteriori, pero no es lo mismo.
Desde un punto de vista marketiniano el formato omnicanal de esta edición ha sido muy interesante y ha enganchadoa la generación más joven, la Generación Z. Por primera vez se emitía en una plataforma de streaming (Prime Video) y fusionaba la televisión tradicional con las redes sociales, plataformas de transmisión en vivo y apps participativas.
Una agencia de marketing ha diseñado un informe que dice que las claves del éxito en redes son «el fomento de una comunidad activa, la inmediatez, el contenido relevante y variado adaptado a cada plataforma, la comprensión y el conocimiento profundo de la audiencia, la experimentación y la retroalimentación».
El siguiente fenómeno curioso ha sido la participación de las marcas, que han tomado posición por alguno de los concursante, apoyándolo y nominándo a otros, como un joven Z cualquiera. Podemos nombrar a unas cuantas: ING, Google, Chromebook, Telepizza, Vicio, Suchard y en las últimas semanas también Maybeline, Mapfre, Nespresso, Sketchers; una muy curiosa ha sido el Comité Olímpico Español, que ha invitado a los finalistas a componer y cantar el himno de España en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Y si con esta noticia, piensas que todo se compra y se vende, es que no has oído hablar de Worldcoin. Imagina que llegas a un centro comercial y, en uno de sus pasillos, te encuentras un puesto en el que te dicen que te darán criptomonedas a cambio de escanear el iris de tu ojo en tan solo un minuto. Cuando preguntas los motivos, te explican que la idea es crear un sistema global de identificación digital para evitar que las inteligencias artificiales se puedan hacer pasar por humanos, y para que todo el mundo tenga acceso a la economía global y a una renta básica universal. No es ni ciencia ficción ni el último capítulo de Black Mirror. Y la gente (sobre todo la Generación Z de la que hablamos hoy) entrega sus datos, sin saber lo delicado que son los datos biométros (el iris en este caso); son información personal sensible. Si los datos biométricos se roban o se suplantan quedarían inservibles, porque no se pueden cancelar y crear uno nuevo como duplicar la tarjeta de crédito. Aparte de las teorías conspiratorias de vigilancia masiva, debería ser una decisión consciente e informada.

