Hoy no tengo ganas de temas tecnológicos de actualidad, por lo que divagaré un poco entre la juventud y la madurez, aunque desde una perspectiva económica y de futuro.
Se acaba de publicar la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Está basada en criterios armonizados para todos los países de la Unión Europea, su objetivo fundamental es disponer de una fuente de referencia y estadísticas comparativas de la distribución de ingresos y la exclusión social en el ámbito europeo.
Aparte del crecimiento de un 0.5% del porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social. Hay un colectivo, que lo lleva fatal, donde la precariedad va en aumento: Los jóvenes! y ahora no es una impresión, sino que los datos lo avalan. La mitad vive de alquiler y uno de cada cuatro está en riesgo de pobreza. Cerca de la mitad no puede afrontar gastos imprevistos, un tercio no puede irse una semana de vacaciones y la cuarta parte no puede permitirse pagar la calefacción. ¿Cómo puede ser si las principales coordenadas económicas del país tienen en tendencia positiva: el PIB (2% de variación interanual en el cuarto trimestre de 2023) y el empleo (157.600 ocupados más entre 16 y 29 años a cierre de 2023 con respecto al año anterior).
El aumento de los precios, pero no de los salarios, genera una presión cada vez mayor entre toda la población y sobre todo entre los jóvenes, se estima que una persona joven debería destinar el 94% de su salario para pagar un alquiler si quiere vivir sola. Así mal vamos… Sería útil incluir posibles soluciones o enfoques para abordar esta problemática; pero a mí ahora mismo lo único que se me ocurre es decir que no hay que preocuparse porque el tiempo todo lo cura, y además pasa más deprisa cuando nos hacemos mayores. Y es debido a que al cerebro le gusta prestar atención a lo nuevo y cuanto más mayores somos hay menos novedades, por lo que el cerebro memoriza menos, y como resultado al no tener tanto que recordar, al mirar atrás nos parece que el tiempo pasa más deprisa.
Arrate Enes 