Hoy he escuchado este episodio tan interesante “TikTok, la nueva frontera de Internet” del pódcast Un tema Al Día que analiza el acuerdo entre Estados Unidos y China para crear una versión estadounidense de TikTok, desligada de la aplicación internacional controlada por la empresa china ByteDance. Trump busca que el control de la plataforma en EE. UU. recaiga en un conglomerado de inversores norteamericanos, entre los que se mencionan nombres como Rupert Murdoch (News Corp.) y Larry Ellison (Oracle). Esta medida, impulsada por la administración Trump, pretende “proteger la seguridad nacional”, aunque también responde a intereses políticos y económicos más amplios.
La incógnita ahora es si la nueva versión estadounidense de TikTok permitirá la interacción con usuarios del resto del mundo o si se convertirá en una red cerrada. Si se confirma esta fragmentación, estaríamos ante un nuevo paso hacia el fin de una internet verdaderamente global, una tendencia que ya hemos visto en países como China o Rusia, donde el acceso y la información se encuentran controlados por el Estado.
TikTok ha transformado profundamente la forma en que consumimos información y entretenimiento. Su algoritmo altamente personalizado ha redefinido la relación entre usuarios y contenidos, pero también ha generado preocupaciones legítimas: la concentración de poder en manos de una sola plataforma, la opacidad en la gestión de datos y la creciente capacidad de manipulación política.
Este nuevo escenario abre un debate urgente sobre privacidad, soberanía digital y libertad de expresión. Mientras tanto, figuras como Donald Trump parecen seguir una hoja de ruta que combina populismo tecnológico y control informativo, contribuyendo a un panorama digital cada vez más polarizado y menos libre.





